Los suelos laminados dan a nuestro hogar una calidez y confort inestimables al tiempo que resultan altamente estéticos. Pero para que su durabilidad a lo largo de los años sea constante y sigan impecables es necesario realizar sobre ellos un correcto mantenimiento a través de una adecuada limpieza que los mantenga casi como el primer día. Este tipo de tarimas son fáciles de mantener y conservan sus propiedades higiénicas si les atendemos oportunamente por lo que con una limpieza constante y sencilla vamos a garantizarnos su pulcritud con el paso de los años.
A la hora de acometer la limpieza de nuestro suelo laminado podemos encontrarnos con dos situaciones básicas. La que corresponde al uso diario, incluida la necesaria cuando se producen manchas inesperadas, y la que debemos dedicar a suciedades persistentes que van a requerir un esfuerzo especial.
Limpieza en el día a día
En el día a día es importante deshacerse del polvo y la suciedad superficial. Para ello realizaremos una limpieza en seco en la que será suficiente con pasar una mopa o la aspiradora para deshacernos de la capa superficial de polvo y partículas que se hayan adherido. Cuidado con el trasiego de este electrodoméstico ya que no queremos que sus ruedas queden señaladas en la superficie debido a que contengan restos con dureza que puedan acabar rayándolas. Como medida preventiva conviene la protección de nuestro suelo en aquellos lugares que presenten mucho tránsito. Para ello es recomendable colocar algún tipo de alfombra o estera ante el recibidor, que evite que la suciedad acceda directamente en la vivienda y agreda al suelo laminado, deteriorándolo. En esta línea de evitar arañazos debemos proteger los suelos colocando adhesivos de fieltro o goma en las patas de los muebles y en las zonas que sirven de apoyo a los muebles, lo que va a salvar a las láminas de presentar marcas indeseadas. Cuidado con las sillas u otros elementos provistos de ruedas, como cunas o camas, son muy agresivas con las láminas, por lo que se recomienda que éstas sean de goma. También hay que tener precaución al mover cualquier mobiliario, para lo que debemos usar mantas bajo su superficie.
Manchas imprevistas
Si de manera inesperada sucede el derramamiento de algún tipo de líquido sobre el suelo laminado es conveniente proceder a su limpieza con rapidez para que éste no se vea afectado. En caso de suceder este percance debemos limpiarlo lo más rápidamente posible antes de que pueda ser absorbido. Si para esta tarea necesitamos el uso de agua debemos hacerlo con agua tibia y una fregona o paño bien escurridos. El agua siempre debe estar muy limpia para que las juntas no empapen suciedad alguna y se ennegrezcan. Se debe aplicar el producto de limpieza solo en la zona afectada, siendo muy cuidadosos con el tipo de sustancia escogida. Se recomiendan el alcohol o la acetona para la grasa o la tinta, y agua con jabón para el resto. Cuidado con los productos de limpieza o jabonosos que van a permitir que el agua penetre con mayor facilidad a través de las juntas incitando a su hinchamiento. Evita usar estropajos que puedan abrasar o rayar la superficie.
Limpieza de juntas
El ennegrecimiento de las juntas es un proceso que afea ostensiblemente el suelo laminado por lo que su tratamiento es una tarea también muy necesaria para que nuestro casa luzca impecable. La recomendación es usar un trapo o cepillo pequeño humedecido con alcohol u otro disolvente.
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